PAUTAS PARA FORMAR UNA OPINIÓN JURÍDICA
1.
Los datos: debemos actualizar los
datos de los que disponemos para potenciar la retroalimentación (feedback).
2.
Potenciar la tormenta de ideas (brainstorming).
Es decir, examinaremos la cuestión desde todos los ángulos posibles:
históricos, sociales, culturales, ideológicos, morales y jurídicos.
3.
Evaluación ética desde la recta formación
de la conciencia. Riesgos a evitar en el proceso:
a)
estereotipos
b)
mimetismos
c)
prejuicios
4.
Filtrado de información mediante el
empleo de las normas aplicables, la jurisprudencia sobre el tema, y la opinión
jurídica de los expertos. Resulta conveniente, además, acceder a la comparación
jurídica para conocer cómo se ha resulto la cuestión por otros sistemas
jurídicos.
5.
Aplicar todo ello al caso o supuesto
jurídico que debemos examinar
SUGERENCIAS RELATIVAS A LAS REGLAS BÁSICAS DEL DEBATE JURÍDICO
1)
Localización de datos
2)
Brainstorming
(tormenta o aluvión de ideas)
3)
Razonamiento lógico-deductivo:
Hipótesis y tesis a desarrollar. Es importante aquí partir de la mayor
neutralidad ideológica posible, y contrastar todos los argumentos posibles. Es
adecuado también buscar ejemplos paradigmáticos. Es conveniente, además,
elaborar una síntesis argumental.
4)
El objetivo a priori debe ser
claro para esquivar, tanto las trampas del ego individual, como el ego
colectivo. Así el objetivo en un debate intelectual –que no es una defensa
judicial, cuyas reglas son, en algunos aspectos, diversas- no es la victoria frente a los adversarios
intelectuales o el triunfo de nuestra ideología, sino la búsqueda de la verdad
objetiva, desde la exploración intelectual.
5)
Esforzarse en escuchar para
distinguir los puntos débiles de nuestros argumentos y revisar todos los puntos
de vista posibles.
6)
Atreverse a explorar nuestros miedos
ocultos o inseguridades sobre el tema.
7)
Ser capaz de defender con la misma
solidez e intensidad el argumento contrario, nos da la perspectiva del otro.
8)
Estar siempre alerta sobre el riesgo
de dejarse convencer o llevar por un argumento dominante presentado con
brillantez o con autoridad, pero sin rigor argumentativo.